Adorno
Limbo Starr (2011)
***1/2
Ramón Fernández Escobar
Se sabía de la hiperactividad del cuarteto vasco-madrileño, tanto por sus tres largos maqueteros iniciales como por lo poco que han tardado en sacar este ya segundo con Limbo Starr. Pero quién iba a suponer un CD de 62 minutos, de los que 12 se los lleva la canción de cierre, El futuro, pelín anodina respecto al resto. Porque de los otros 15 cortes, al menos una decena es verdaderamente reseñable. Con guitarras cortantes, fiereza punk, urgencia pop y fogonazos entreverados de oscuridad malsana. Más letras en castellano que no envidian a las de casi nadie: turbulentas, lúcidas y socialmente descarnadas. Lástima que su autor, Garikoitz Gamarra, no las potencie ante el micro: un vistazo a los textos del libreto para hacerlas más inteligibles facilita las cosas. Que tienen miga.
Autoignorancia y su radiografía del ‘no te compliques’ (“Que hubo un holocausto / ¿Qué me estás contando? / No me enteré de nada / Estaba tan liado”) ponen en aviso. En el desapasionado polvo de Frío, la alternancia vocal con Cristina Fernández recuerda a la de El Columpio Asesino, aunque sin la inmediatez de temas de la banda navarra como Toro. Más se aproximan a un hit Hijos pródigos y Bono es Dios. La ironía sobre el noctambulismo (Traje negro), echándole la culpa al terno como Tom Waits hacía con su piano, compite en cicuta con el dedo que apunta a relaciones fosilizadas: “Siempre por su propia seguridad / vigile sus pertenencias por su seguridad”, proclaman en Canción de amor. Mientras que cambios de ritmo (María la autómata) y estribillos insistentes (Escucha las sirenas o Lolita) también valen la pena, dentro de lo desmedido del conjunto.