El surfista estadounidense Garrett McNamara asegura que ha batido el récord del mundo al surfear en Portugal una ola de 27,5 metros de altura (90 pies), según sostiene en su página web. El deportista se subió a la ola el pasado 8 de noviembre mientras participaba en una competición frente a las costas de la localidad pesquera de Nazaré, cerca de Praia do Norte, según recoge el portal de noticias deportivas ESPN Action Sports. El surfista aporta como pruebas un vídeo (difundido por varios medios de comunicación, como la BBC) y varias fotos que prevé difundir en breve.
"Mientras cabalgaba esta ola parecía bastante enorme, pero no podía decir cómo de grande era", señaló McNamara, en declaraciones recogidas en Surfline. "Cuando fui al fondo, y giré y alcancé la ola y conseguíe salir, cayó sobre mí y parecía una tonelada de ladrillos. Probablemente fue una de las olas más poderosas que aterrizó sobre mí en los hombros. Fue bastante increíble". McNamara alcanzó la ola con la modalidad de towing, efectuada con remolque, junto al británico Andrew Cotton y el irlandés Al Mennie, quien describía así el momento: "Todo parecía perfecto, el tiempo, las olas; tanto Cotty como yo cabalgamos dos olas grandes de unos 60 pies y luego cuando cuando Garrett pilló la cola de la ola, era quizá 30 pies mayor, salió del tubo".
De confirmarse, la hazaña de McNamara superaría de largo otras grandes candidatas a la mayor ola surfeada, como la de Mike Parson en 2008, en Cortes Bank, Los Angeles (EEUU), de 21 metros (70 pies), y la de Ken Bradshaw en Outer Log Cabins, Hawai (EEUU), en 1998, estimada en 24 metros (80 pies) aunque sin pruebas sólidas. La gran ola de 30 metros (100 pies) es uno de los objetivos más buscados por la comunidad surfista internacional, por lo que si McNamara logra el consenso sobre sus 27,5 metros, entrará en los libros de los récords y además colocará la esquiva ola de 10 pisos a una distancia razonable.
En el mundo habrá un centenar de deportistas -sostiene nuestro compañero Álvaro Romero- entre ellos una media docena de españoles, capaces de subirse a una tabla de surf y cabalgar olas gigantes de más de 10 metros. Son los conocidos como <i>tamañeros</i>, quienes al contrario de lo que suele ser normal, se emocionan cuando en los mapas meteorológicos aparecen las profundas borrascas que llevan a las autoridades a decretar alarmas de todos los colores y a recomendar a la ciudadanía que no se acerque a la costa, algo que lógicamente no va con ellos. Lo suyo es entrenar duro y esperar a la próxima fuerte marejada con áreas de mar gruesa para redifinir lo que es humanamente imposible, ya que nadie pensaría que se puede salir ileso del reto de deslizarse a toda velocidad por la fachada de un edificio de nueve plantas que avanza a un metro por segundo y que amenaza con derrumbarse sobre ti.
Pero sí, ha sucedido. Y aquí al lado, en Portugal, a apenas 120 kilómetros de Lisboa, donde el estadounidense Garrett McNamara ha sido capaz de enfrentarse a un mastodonte de 90 pies de altura (unos 28 metros) para pasar a los archivos como el hombre que ha surfeado la más grande entre las olas holladas por el hombre en toda la historia, apunta Romero.
A partir de ahora, toca poner de acuerdo a los expertos para determinar con la inestimable ayuda de la informática la altura exacta de la ola, algo que no es fácil dada su superficie irregular y la diversidad de criterios. Pero, ¿se mide por delante o por detrás? Pues por detrás, ya que la altura se mantiene más constante. La cosa se complica al no haber ningún registro oficial de las olas más grandes del mundo surfeadas, aunque hay algunas iniciativas que van en esta dirección. Por ejemplo, el torneo Billabong XXL, que cada año premia a la ola más grande que ha sido surfeada y al tubo más impresionante -maniobra que consiste en aprovechar el hueco que forman las ondas cuando rompen-. Para elegir la mejor se utilizan, precisamente, los vídeos y el material gráfico que aporten los surfistas, que a su vez son seleccionados por un amplio grupo de expertos.
El surf de olas grandes ha cambiado mucho tras la entrada en escena de las motos de agua, que al remolcar al deportista permiten afrontar montañas de agua más grandes que con la modalidad tradicional, que es la que consiste en remar tumbado sobre la tabla antes de llegar a la cresta para, después, levantarse y afrontar la vertiginosa bajada con templanza. Al estar ya en movimiento y de pie antes de que llegue la onda, con las motos es más accesible atacar la pared y salir airoso del intento. Aunque los nervios de acero son imprescindibles en ambos casos.
Hay 2 Comentarios
¡Tremendo esto! Supe también de un surfista que tenía el récord de la ola con más duración. Esto fue en el Amazonas, en 1999 y el surfista fue un brasileño... ¿Qué tal?
Publicado por: Caño Cristales | 14/01/2013 21:23:30
Increíble. Absolutamente increíble. http://unmundocultura.blogspot.com/
Publicado por: Un Mundo Cultural | 11/11/2011 16:43:31